-Para aquellos que amenecen solos.
Es esta necedad
de querer besarte en la mañana.
Pensarte con recelo
imaginando que estás.
Doblo la vista
esperando que aparezcas,
no; era un sueño.
Tu olor prevalece.
Sonrío tontamente
sabiendo que conmigo estás
Cierro el puño, queriendo tu mano.
Me enrosco. Te siento.
Pero tus besos no están.
Pero tengo los de ayer.
Yo los quiero hoy.
Tercamente, ya.
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