Me encontré a mi mismo tratando de olvidarte, y entendí una cosa; teniendo a tu persona cerca trataría de acercarme, teniendo objetos tuyos te recordaría compulsivamente, generaría fantasmas de tu memoria impregnados en cada objeto, de los cuales extraería una esencia mística que no es más que mis idealizaciones que bauticé con tu nombre. Pero, ¿Qué digo? Si eso ya lo hice hace meses...
Arranqué cada cosa de las paredes, cada recuerdo lo destruí, otros los eliminé, otros los digerí. Dolía, ardía, me deshice hasta de la que alguna vez fuera mi canción favorita (por ti)
Años de tu presencia dejaron marcas en mi piel así que cuando terminé con los objetos externos me di cuenta de los internos, te recordaba cada que miraba mi desnudez. Así que opté por transformarme el cuerpo, arrancar pedazos de piel (sobretodo ese con el tatuaje en tu nombre). Picotear con agujas nuevas marcas, morder otras, ahora veo el cuerpo morado y rojo.
Bueno y ¿qué puedo decir? Tan solo que el borrarte fue una comedia, una comedia donde nos mofábamos de bufón, YO el bufón. Le lanzamos verduras, nos reíamos de su miseria, pero todo el tiempo era yo, un yo doliente atormentado por los recuerdos, un loco. ¡Qué bonito es un entierro! Parece que ahora me río del dolor para que ya no duela.
Y después el bufón terminó.
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