Justo ayer pensaba en ti mientras me tomaba un café en el jardín de la facultad. Sonó mi celular y pensé que como siempre era la indeseable llamada de mi casa, pero por extrañas incidencias esta vez eras tú.
Una llamada sumamente esperada, para invitarme a precisamente tomarme otro café. No sabes cuánto maldije el día por no poder correr a verte ahora que tú también puedes verme, y para finalmente decirte: "Pues, ya me estoy tomando uno."
Te reíste con esa extraña, boba y dulce risa que tienes tú, esa risa que me derrite. ¿Cambiamos el plan entonces? No, porque estoy en el idiota servicio social.
¿Seguimos hablando? No, porque el celular sale caro... Otra vez el universo en contra de esta atracción del infierno.
Pero ayer justo ayer, y también anteayer; decidí a dejarme de cosas y vivir la vida. Desobligadamente me fui a verte, y el resto es historia...
Te quiero, pero te quiero a la defensiva como siempre. Mientras tanto sigo disfrutando esta boba e ingenua historia descontinua de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario