Una historia sin final, y cuando parece que termina remata en un final feliz, luego comienza de nuevo y se convierte en tragedia. Hoy, volteada al revés, historia feliz.
La historia comenzó con una gran decepción, un amor no logrado, masacrado. Enamorado de la muerte que resultó venenosamente adictivo. Bellamente atractivo.
Pero ¿Cómo terminó? Ardiendo, como cualquier juego de fuego. Intoxicó, todo murió y luego una atrevida semilla se dignó a salir del suelo. El último caminante pasó y en su andar la recogió, la trajo en su bolsillo un tiempo pensando en plantarla para ver si acaso fuera un manzano o naranjo, algo qué comer. Pero la semilla se le cayó del bolso y rodó sin propósito o destino.
El segundo, no fue la muerte sino el bufón, la temporal sonrisa que dejó agua y asombro. Ocasional.
Finalmente (¿Será?) llega el inesperado, el portador de vida, de incertidumbre, de fantasía; quien parece que no es nadie salvo una insospechada casualidad... Cuando menos lo esperas, cuando menos lo deseas, aparece por la espalda el corazón y te apuñala impío. Así que así se siente... ese miedo de que ese "alguien", ese gustillo ninguneado capitalice para sí mismo toda la atención. Así es como debe ser entonces, que esto nunca termine, que jamás tenga paz.
Lo cierto es que atrae irrevocablemente, fastidiosamente, pero atrae.
Maldita gravedad...
"I struggle with the feeling that my life isn't mine"
Me recuerda a la parábola de la semilla.
ResponderEliminarBuen final. Suerte.
:D Like.
ResponderEliminarQué bonito te quedó ^^.. Y verdaderamente, las cosas pasan cuando no te las esperas.
Muy bueno
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