La razón por la que siempre te quise, la razón por la que eres inolvidable, la razón por la cual tu silla no está vacía, es porque nadie podría tomar en sus manos la lava caliente y sobrevivir como tú.
Memoria inventora.
Con todo y mis andares, con todo y mis inseguridades, con las buenas, las malas, las peores, las pesadillas... Podías con todo, hasta que te quebré.
Y bueno, ¿cómo alguien podría tocar algo tan tóxico e inestable? Sencillamente porque estabas tan dañado como yo, quizá más.
Respondiendo a la pregunta que muchos se han hecho a través de estos años, del porqué no les cedía yo tu lugar; es también sencilla: porque hay por ahí muchos curiosos quienes admiran las erupciones de un volcán, las tormentas y los rayos, o las olas del mar... pero así como son curiosos, pendejos, no saben nadar ni volar.
Con el paso del tiempo me doy cuenta, que el hombre ideal no es ni rico, ni guapo, ni inteligente, ni interesante... tan sólo aquel que te quite ese lugar.
Pleroma/S+
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