Algo más que un cúmulo de necesidades, necedades, nerviosidades, represiones, roles sociales...
¿De qué más?
¿De sus amantes?
¿De ese secretillo sexual que esconde toda mujer? De las marcas de sus amantes
Una mujer escribe esto, confesándose en la insatisfacción... Histeria no te acabes... o mejor te acabo yo.
Te narro con detalle esto que ocurre en su interior:
- El amante ideal; el que quiero por quien es, que me asombra cuando sé algo de él, pero ni siquiera conozco bien, es sólo alguien muy interesante.
- El amante que hace arder la piel; porque las lágrimas pesan y arden en la piel cada que lo nombro o me acuerdo de él.
- El amante que es otra mujer. La que celosamente encierro en mi memoria, no vaya a ser...
- El amante que no se quién es (chico en el bar)
- El amante que quiero tener; a quien conozco, frecuento, pero simplemente no es.
- El amante sensual; el que conoce los recónditos pliegues de mi ser, y la perversión doblada en cada uno de ellos.
Si hay tantos rostros, que componen a esta mujer... porqué sigue insatisfecha?
Quizá es algo de nacimiento, genético, de herencia, o de posición... De lucha de clases o qué se yo
Pero algo, aaaalgo deja ese sentimiento de insatisfacción.
Cada amante no es más que un nuevo vestido, no es más que otra bonita flor, que se marchita al paso de los días, y solo deja esa cáscara tiesa después del adiós.
No hay nada, nada en esta vida que la haga feliz.
Ni siquiera el amor.
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