Teníamos algo, algo parecido al rostro divino. Nadie podía contemplarlo, pero tampoco podían escapar de él. Pisamos las sandalias de Cristo, nos reímos en la cara de todos los dioses del Olimpo demostrándoles la divinidad de nuestro amor.
Y entonces Zeus alzó la voz y a nosotros también nos partió por la mitad. Con todo el dolor de una cirugía sin anestesia...
Entonces despierto y me encuentro con el rostro completamente empapado en llanto, esperando que muevas un músculo, sobretodo el que se encuentra en tu pecho de lado izquierdo, ese que se petrificó hace tanto.
Y tú sigues con tu vida como si nada pasara, como si tu memoria se hubiera borrado de golpe y yo aquí desmoronándome al lado tuyo.
¿Cómo puedes ser tan indiferente? ¿Cómo puedes no sentir? Me siento como un niño abandonado e indefenso ante el omnipotente desdén tuyo. ¿En qué momento el paraíso se desintegró y dejé de ser Eva en el Edén? Un rey desposeído en tiempos de revolución.
Tres minutos, Cincuenta y nueve seguntos...
Eso fue lo que nos tomó edificar la torre de Babel, y eso será suficiente para destruir nuestro universo...
"Our hopes and expectations, black holes and revelations..."
Sigo esperando que des un indicio de vida, en este abismo de muerte donde no veo luz, solo oscuridad... Mi vida vuelve lentamente a ser el mismo vacío de sentido, el mismo rechazo contra la mortalidad, pierdo el brillo de mi divinidad. Y sólo soy un gato vagabundo...
-"Escucha esto."
Entonces te pongo el chip que tenías suelto, ese que contenía nuestros recuerdos... Porque en menos de 15 segundos me voy.
Lloras... ¿Ahora recuerdas lo que teníamos? Eso que se desvaneció... Yo también, pero ya me voy.
Y ahora solo escucho la voz del recuerdo, y sigue presente un hueco.
ResponderEliminar"Y sólo soy un gato vagabundo" Excelente, gracias por compartir.
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